(31 de mayo de 2016)- La actual crisis que vive
Venezuela era la crónica de una muerte anunciada, como aquella novela de Gabriel
García Márquez, en la que se sabe que el protagonista murió pero no quién lo
mató; el país tarde o temprano sufriría un declive económico cuando los precios
del petróleo cayeran como pasó.
Durante los últimos 12 años, el
gobierno nacional construyó un modelo económico llamado socialismo del siglo
XXI o socialismo a la venezolana, que en la práctica no fue más que un
capitalismo de Estado al mejor estilo soviético. Las empresas estratégicas
estaban en manos del Estado pero este fue más allá expropiando tierras,
empresas de alimentos, de electricidad, entre otros, en fin el Estado entró en
la economía totalmente.
El gobierno aplicó el modelo bajo
la premisa que sus gerentes socialistas, representaban al hombre nuevo,
correcto, honrado, altamente motivado por el amor a su patria, pero como la ley
de Murphy dice si algo puede salir mal, saldrá mal, los gerentes socialistas en
su mayoría resultaron individuos corruptos, ineptos e individualistas.
Esto es debido a que el ciudadano
venezolano, entre los que me incluyo, es egoísta e individualista, como lo ha
demostrado la historia solo las empresas familiares han prosperado y se han
mantenido en el tiempo, ejemplo empresas Polar, Grupo Cisneros, Alfonzo-Rivas,
entre otros.
Nadie trabaja sino por su propio
bien o el de su familia, entonces el concepto de empresa comunal no aplica al
grueso de la población, no dudo que hallan comunidades que puedan producir en armonía
pero no es la regla sino una excepción.
El gobierno queriendo imponer
este modelo socialista comunal expropió a su antojo, desalentó la inversión
privada, frustró el emprendimiento y cometió un segundo pecado no combatió la
delincuencia y apoyó las invasiones muchas veces cometidas por delincuentes,
esto promovió el éxodo campesino más grande de la historia, la poca población
de los campos venezolanos fue a parar a las ciudades y hoy el 90% de los
venezolanos viven en ciudades.
Las fincas expropiadas fueron
digamos “saqueadas” por las bandas formadas por el ministro Juan Carlos Loyo,
que habitaron esas fincas y los fines de semana mataban una res o un cochino y
hacían un festín hasta que los animales se acabaron y se fueron, pasó sobre
todo en el estado Apure; luego formaron empresas socialistas que terminaron
quebradas o pidiendo recursos constantemente al presidente Hugo Chávez.
Después de todas estas políticas
erradas, el aparato productivo venezolano cayó y su vacío fue llenado con
amplias importaciones, cuyos trámites dejaron dilatados casos de corrupción y
desfalco a la nación.
Luego de esto a partir del año
2011 empezamos a ver casos de desabastecimiento de productos esporádicamente en
los supermercados, hasta la situación agravada a partir del año 2013, luego de
la muerte de Hugo Chávez, incluso si observamos el dólar negro que antes de la
muerte de Chávez cotizaba a través de una página llamada la lechuga en Bs 22 y
que luego de la muerte de Chávez subió a Bs 29, comenzando un proceso de
crecimiento acelerado hasta los Bs 1000 de la actualidad.
Todo se importaba y con la
popularización del dólar negro, la clase comerciante empezó a responder a esta
tasa de cambio generando la espiral inflacionaria que hasta hoy continua, por
supuesto, que esto no exculpa al gobierno que en primer lugar convirtió al país
en un súper importador.
Los controles de precios ayudaron
a destruir el aparato productivo pues los productores debían producir a pérdida
o venderlo en el mercado negro. Los productos regulados desaparecieron
totalmente y esto incrementó la clase comerciante del país en su variante
informal, que especula con la comida y los alimentos de los venezolanos.
La aparición de los bachaqueros
representa el abismo donde se hunde el socialismo y los valores que intentó
establecer en la sociedad venezolana y que degeneró en el capitalismo más
salvaje de la historia, esto se traduce en la destrucción moral de la
República.
Se presenta un alto funcionario
de gobierno corrupto, un funcionario policial corrupto y delincuente cómplice
de los bachaqueros, un comerciante acaparador y especulador y un ciudadano de a
pie convertido en buhonero de la comida y las medicinas, es como si todas las
plagas se hubiesen ensañado contra Venezuela.
La economía venezolana la
constituyen hoy los oligopolios, fomentados por el mismo gobierno al desalentar
el emprendimiento, estos son pequeños grupos de productores que controlan el
mercado mediante la oferta, ellos no pueden satisfacer el mercado venezolano.
Entre las características de los
oligopolios esta que los precios sean altos, porque no hay suficientes
productores, a lo que el gobierno respondió con control de precios, una lista
que no actualiza constantemente, expropiación e importaciones, cuando el
problema real está en el emprendimiento, solo nuevas empresas, nuevos
productos, nuevas marcas cambiarían el estatus quo.
Con esto el gobierno impide que
surjan nuevos productores, nadie invierte en un país que no respeta la
propiedad privada, por supuesto, los precios suben, se aplican controles de
precios y los productos desaparecen, creándose una clase económica parasita
como son los bachaqueros.
El gobierno no cree en la
competencia, piensa que esta es una característica capitalista, y no es capaz
de competir con otras empresas a través de sus empresas socialistas y tampoco
quiere que otras empresas privadas compitan con las empresas monopólicas y oligopólicas
del país. Esta es la gran paradoja del modelo económico socialista.
Otro problema del modelo es el
pavor que le produce la publicidad, como no cree en la competencia, no
promociona sus productos, en contraposición acude a la propaganda para promover
sus ideales políticos, esto hace que sus empresas solo tengan un impacto
regional, nacional y no puedan convertirse a futuro en empresas exportadoras.
En contraposición, que distinto
sería un modelo que promueva la competencia, que muchas empresas produzcan el
mismo bien, y se genere tanta oferta que seamos capaces de exportar ese
producto. Qué desarrollo alcanzaríamos si creásemos zonas económicas, si ordenáramos
nuestro territorio para el desarrollo y no la anarquía que se vive hoy, con las
invasiones. Solo un modelo moral podrá cambiar el destino de este país, que
sufre un declive de su moral y su ética en todas sus estructuras.
Carlos Leal Ollarves
Estoy totalmente de acuerdo con este artículo,y sino despertamos de esta pesadilla vamos rumbo a un abismo tan grande que de el no podremos salir,y sera nuestra destrucción como pueblo libre.
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